lunes, 20 de junio de 2011
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Dicen que nuestras hueyas dactilares no se van de las personas a las que hemos tocado. Eso significa que tampoco se van de nosotros las hueyas de aquellos que nos tocan. La memoria guarda aquellos recuerdos dignos de recordar y a aquellas personas que además de habernos tocado han compartido algo con nosotros. Un beso, una tarde, una graduación, un cumpleaños, o tal vez una sonrisa. Que esas personas se vayan de nuestro lado depende en parte de nuestras acciones y del empeño que pongamos en mantenerlas. A veces inconscientemente te das cuenta de que las personas se alejan sin que puedas hacer nada por evitarlo, no importa el empeño que apliques ni el dolor que sientas. A veces las personas entran en nuestra vida con el cometido de marcharse y dejar su hueya, sin ningún otro cometido.
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